viernes, junio 18, 2010

Ayer casi me autodestruyo contra un fiat.


Ayer vi pasar mi vida (no mentira) mi pié por el interior de una optica de un Fiat 1. La cosa es, mas o menos así, iva con mia migo marty volviendo en bici después del futbol en el microestadio de la plaza de OLBER (Así llamamos a la plaza en frente de lo de naza en la calle Holmberg), veniamos charlando en dos bicicletas, una bicimoto de marty y mi antigua y vienaventurada bicileta clásica barrial playera negra despintada y recauchutada con partes de otra (porque me gusta nomás). El quid de la cuestión es que se nos engancharon los manubrios de las bicis uno con otro y quedaron mamadas como dos perros g...chando! De repente se soltaron y yo salí disparadoa a toda velocidad sobre ruedas hacia la parte trasera de un fiat estacionado. Como la bici frena a contrapedal, tuve que elegir entre frenar y perder la gamba que ya iba directo a quebrarse tibia y perone contra la optica tracera del auto estacionado. Y elegí nomás no frenar y usar mi gran pierna de freno de pata contra el auto, con tan mala suerte que la clave justo en la optica. Quede adolorido, un poco exitado por la adrenalina y un poco sorprendido de la capacidad de acción de mi cuerpo mas allá de lo que yo decida (o sea tomó varias decisiones por si sólo). Así que acá estoy con una pierna sana dentro de todo, con el cuerpo listo para mas. Pero con un agujero en el alma porque, entre el golpe que me dí, el que me podría haber dado y el cagazo que tuve en ese momento. No tuve la presteza de presentarme con el dueño del pobre Fiat 1 para compensar la rotura.

Ahh! Y creo que lo que me salvo, además de la maniobra salida den interior de mi instinto, fue la rueda delantera de mi bici, que está totalmente doblada y así solita esquiva cada tanto un pozo.